SOSTENIBILIDAD
PERIODO ENERO/ABRIL 2025_ Total de informaciones analizadas: 153

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Upcycling y lucha contra el desperdicio: convergencia entre innovación, regulación e inversión en torno a la circularidad del sistema alimentario
La valorización de subproductos y la prevención del desperdicio alimentario se consolidan como ejes estratégicos en la transición hacia un sistema alimentario más sostenible. En el primer cuatrimestre de 2025, estas temáticas han cobrado especial relevancia, tanto por los avances legislativos como por el dinamismo de la innovación tecnológica y las inversiones.
A nivel europeo, el acuerdo provisional sobre la revisión de la Directiva marco de residuos fija nuevos objetivos obligatorios para reducir el desperdicio alimentario: un 10 % en procesamiento y fabricación y un 30 % en comercio minorista y consumo de aquí a 2030. En paralelo, España ha aprobado su propia Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, sentando un precedente normativo que refuerza el compromiso institucional con la economía circular.
A continuación, se detallan las principales líneas de innovación y tendencias observadas en este contexto.
El lactosuero como recurso estratégico
La transformación del lactosuero, principal subproducto de la industria láctea está experimentando una evolución tecnológica notable. En Francia, Bel Group y la startup Standing Ovation emplean fermentación de precisión para convertir el suero ácido en caseínas recombinantes, aptas para aplicaciones funcionales en quesos y otros lácteos de nueva generación.
En paralelo, un consorcio entre el Centro Tecnológico de Monterrey y la DTU ha desarrollado un proceso biotecnológico no transgénico para producir proteínas unicelulares a partir del lactosuero, aplicando consorcios microbianos en fermentación y reduciendo la huella ambiental frente a las fuentes proteicas tradicionales. A nivel industrial, también se explora el uso del suero como sustrato para la producción de micelio, como en el proyecto financiado por el gobierno alemán que involucra a Infinite Roots y la Universidad Técnica de Hamburgo.
En el plano tecnológico, un reciente análisis revisa los procesos aplicables a bebidas fermentadas a base de suero, destacando métodos como la termoultrasonicación, la microfiltración o el uso de dióxido de carbono supercrítico para conservar las propiedades bioactivas del suero y mejorar su perfil sensorial y funcional.
Valorización de residuos cerveceros y de destilación
El bagazo cervecero está siendo redirigido hacia nuevas aplicaciones industriales. Mahou San Miguel, junto a Lowpoly, ha creado un grifo impreso en 3D a partir de bagazo y PLA, como parte de su estrategia de residuo cero. Además, participa en el proyecto europeo Cheers, que utiliza este subproducto como base para alimentar insectos destinados a la producción de proteínas.
Hijos de Rivera, por su parte, impulsa la segunda edición de ImpacTaste, centrada en el desarrollo de snacks innovadores elaborados con bagazo, como chips o crackers saludables, en colaboración con Blendhub. En la industria de bebidas espirituosas, la estonia Liviko reutiliza el 80 % de los ingredientes vegetales de su ginebra para lanzar cervezas de enebro, refrescos sin alcohol y aperitivos con ingredientes reaprovechados, ejemplificando cómo los coproductos pueden integrarse en una narrativa de sostenibilidad e innovación.
Nuevas fuentes proteicas a partir de coproductos
El uso de subproductos como materia prima para proteínas alternativas también está ganando protagonismo. En España, ProtheiMA transforma residuos cárnicos en ingredientes proteicos de alto valor nutricional,. CoryPro Ingredients, por su parte, extrae proteínas de alto rendimiento a partir de la harina residual de goma guar, ofreciendo soluciones libres de alérgenos y no transgénicas para bebidas, barritas y lácteos vegetales,
Iniciativas tecnológicas para evitar el desperdicio
El desperdicio alimentario también se combate desde el ámbito digital. La plataforma Remy, especializada en planificación de comidas con inteligencia artificial, ha adquirido la app Kitche, fortaleciendo su propuesta para reducir el desperdicio doméstico mediante recetas personalizadas y gestión de ingredientes.
Too Good To Go continúa desarrollando su propuesta Cajas Despensa, una solución de última milla que permite adquirir excedentes de fabricantes como Bimbo, Kraft Heinz o Foodspring a precios reducidos. En solo unas semanas, esta iniciativa ha evitado el desperdicio de más de 20.000 cajas de productos en perfecto estado, equivalentes al ahorro de casi 94 millones de litros de agua.
Inversiones que impulsan la circularidad
El periodo también ha estado marcado por importantes rondas de financiación para escalar modelos de economía circular. La startup navarra MOA Foodtech ha sido seleccionada por el European Innovation Council para recibir 14,8 millones de euros. Esta inversión permitirá escalar su plataforma de fermentación dirigida con IA, centrada en transformar subproductos agroalimentarios en ingredientes sin OGM, con un enfoque versátil y coste-eficiente.
En paralelo, se ha anunciado una inversión de 12 millones de euros para la creación de una planta de bioconversión de residuos orgánicos mediante mosca soldado negra en el biopolígono de Alcarràs (Lleida). El proyecto, liderado por Biotecnología y Bioeconomía junto con Alcarràs Bioproductors, contempla la producción de fertilizantes, grasas y bioestimulantes para agricultura y cosmética a partir del procesamiento de estos insectos, reforzando el aprovechamiento de residuos de origen ganadero y agrícola.
Packaging sostenible: Tendencias en valorización de coproductos, digitalización y reducción del plástico
El sector del envasado alimentario atraviesa un momento de profunda transformación impulsado por la evolución normativa en Europa, el avance del ecodiseño, la valorización de coproductos como materias primas alternativas y el auge de modelos basados en la reutilización. En el primer cuatrimestre de 2025, estas palancas han dado lugar a un escenario dinámico en el que la innovación, la sostenibilidad y la presión legislativa están estrechamente entrelazadas.
La entrada en vigor de nuevas regulaciones europeas ha sido un catalizador clave. El nuevo Reglamento de la UE sobre de envases y residuos de envases, publicado en enero de 2025, introduce objetivos más ambiciosos de reducción, reutilización y reciclaje, que afectan directamente al diseño y composición de los envases, especialmente los plásticos. Entre otras medidas, se exige un mayor contenido de material reciclado en botellas, así como condiciones de reciclabilidad obligatorias. Estas exigencias han generado inquietud en el sector agroalimentario por los sobrecostes y complejidades técnicas que implican, pero al mismo tiempo han incentivado nuevas soluciones industriales.
Frente a este contexto regulador más exigente, se observan tres grandes tendencias tecnológicas: valorización de coproductos para envases, digitalización y diseño de materiales inteligentes y sustitución y eliminación del plástico convencional, que están marcando el ritmo del desarrollo de packaging sostenible en el ámbito foodtech.
Valorización de coproductos para envases
Una de las principales vías de innovación detectadas es la conversión de residuos agroalimentarios en nuevos materiales para envasado, lo que permite reducir el uso de recursos vírgenes y cerrar el ciclo de la economía circular.
En este ámbito se han producido avances relevantes durante el periodo analizado. En Andalucía, un proyecto bioindustrial ha conseguido transformar residuos de aguacate en materiales compostables, aplicando procesos de bioconversión que permiten reaprovechar compuestos orgánicos de alto valor. También se han desarrollado envases biodegradables a partir de cáscaras de piña, en un enfoque que integra principios de ecodiseño y sostenibilidad desde el origen de la materia prima.
La empresa Vinebox, por su parte, ha certificado el uso de restos de poda de la vid en la producción de papel destinado a etiquetas y cajas de vino, combinando la valorización del residuo con una narrativa de sostenibilidad vinculada al territorio vitivinícola. A su vez, diferentes equipos de investigación están evaluando el potencial de la cáscara de huevo como aditivo funcional para plásticos biodegradables, debido a sus propiedades estructurales.
Por último, cabe mencionar el uso de residuos agroindustriales para la elaboración de films bioactivos, capaces de aportar propiedades conservantes y funcionales en envases para alimentos. Esta tendencia permite sustituir materiales convencionales, reducir emisiones asociadas al packaging y mejorar la trazabilidad medioambiental de los productos.
Digitalización y diseño de materiales inteligentes
Otra línea emergente se centra en el uso de tecnologías digitales para acelerar el desarrollo de nuevos materiales y adaptar el packaging a las necesidades del consumidor. La inteligencia artificial está empezando a aplicarse tanto al diseño como a la estrategia.
Un ejemplo destacado es PolyScout, una herramienta basada en aprendizaje automático que permite diseñar bioplásticos a medida. Esta tecnología puede simular con precisión propiedades mecánicas, estructurales y de biodegradabilidad, lo que facilita la creación de materiales adaptados a distintos tipos de alimentos, necesidades de conservación o requerimientos regulatorios.
En paralelo, Better Balance ha aplicado inteligencia artificial para analizar patrones de consumo en la categoría plant-based. Esta estrategia permite identificar oportunidades en ecodiseño y adaptar los envases a las expectativas de los consumidores en términos de funcionalidad, transparencia y sostenibilidad percibida.
Estas aplicaciones demuestran el potencial de la IA como acelerador de la innovación en envase sostenible, tanto en su desarrollo técnico como en su alineación con las demandas del mercado.
Sustitución y eliminación del plástico convencional
Reducir el uso de plásticos convencionales continúa siendo una prioridad, y varias empresas han avanzado en este sentido con lanzamientos concretos que demuestran un cambio de paradigma.
Lavazza ha presentado Tablì, un sistema de café en cápsulas que elimina por completo el envase individual. Esta innovación radical busca responder al problema del residuo postconsumo en cápsulas monodosis, ofreciendo una experiencia de uso sin embalaje.
Dcoop ha lanzado su aceite de oliva virgen extra Natura en botellas fabricadas íntegramente con PET reciclado. Estas botellas cuentan con certificación internacional de sostenibilidad otorgada por SCS Global Services, reforzando la trazabilidad del envase desde su origen.
La cadena británica Sainsbury’s ha reemplazado el plástico de sus envases para aguacates por una solución combinada de papel y bambú. Este cambio supondrá la retirada de 20 millones de piezas de plástico de sus lineales, una cifra significativa en términos de impacto ambiental.
En el ámbito de los productos lácteos, Huhtamaki ha lanzado el vaso ProDairy, fabricado en papel con un recubrimiento interior inferior al 10 % de plástico, lo que permite su reciclado junto con el papel en los flujos de residuos convencionales.
Estos casos evidencian cómo la innovación en materiales y procesos permite avanzar hacia envases funcionales, sostenibles y compatibles con las nuevas normativas.
Reutilización y nuevos modelos logísticos
La reutilización como estrategia de sostenibilidad está ganando tracción, favorecida por avances tecnológicos y nuevas inversiones. El reto principal en este ámbito no reside tanto en el envase como en la logística inversa necesaria para su retorno y posterior uso.
Vytal Global ha captado 14,2 millones de euros para escalar su sistema de envases reutilizables, centrado en restauración y distribución urbana. Su modelo combina un sistema digital de trazabilidad con soluciones prácticas de entrega y recogida, lo que permite un uso eficiente y circular del envase.
Por su parte, la empresa francesa Le Fourgon ha recibido una inversión de 8,2 millones de euros para expandir su modelo de botellas retornables de vidrio. Inspirado en el sistema tradicional de depósito, esta propuesta se adapta a las nuevas dinámicas de consumo mediante aplicaciones digitales y reparto a domicilio.
A nivel industrial, Nestlé España ha destinado 15 millones de euros a la instalación de nuevas líneas de envasado sostenible en su planta de Girona, orientadas a productos de café. Esta inversión refleja el interés por aumentar la eficiencia energética, reducir materiales y adaptarse a las exigencias de sostenibilidad de los mercados internacionales.
Estas iniciativas evidencian que los modelos de reutilización empiezan a escalar gracias a plataformas tecnológicas y redes logísticas adaptadas a los nuevos hábitos de consumo.
Inversión y dinamización del ecosistema
El crecimiento del packaging sostenible también se está viendo acompañado por una mayor movilización de capital, tanto público como privado. Esta financiación resulta clave para escalar tecnologías y cerrar brechas de industrialización.
Un ejemplo destacado es Fiberdom, una startup finlandesa que ha obtenido 3,5 millones de euros para desarrollar un nuevo material basado en celulosa y cartón, sin necesidad de incorporar plásticos. Su propuesta busca reemplazar materiales compuestos no reciclables, ofreciendo una solución escalable para envases de contacto alimentario.
Sumadas a las inversiones en Vytal, Le Fourgon o Nestlé, estas iniciativas muestran un ecosistema cada vez más dinámico y orientado a acelerar la transición hacia modelos circulares. Se observa un especial interés en soluciones que combinan alto potencial de escalabilidad, eliminación del plástico, trazabilidad y compatibilidad con los sistemas de reciclaje existentes.
Neutro en carbono: se intensifica la apuesta por alcanzar la neutralidad climática
Durante el primer cuatrimestre de 2025, se ha intensificado la apuesta del sector agroalimentario por alcanzar la neutralidad climática a través de estrategias integradas que combinan reducción directa de emisiones, compensación de huella de carbono, innovación tecnológica e inversiones sostenibles. Esta tendencia se ve reforzada por el avance de marcos normativos que exigen mayor trazabilidad y transparencia en las emisiones corporativas.
Las grandes compañías han protagonizado nuevas acciones para descarbonizar su actividad. Heineken España ha reforzado su compromiso ambiental con medidas que abarcan producción, distribución y consumo. Pascual ha optimizado su logística gracias a la colaboración con OKCargo, reduciendo las emisiones asociadas al transporte de productos. Damm ha implementado almacenes verdes, con modelos de almacenamiento energéticamente eficientes, y Shop&Roll ha compensado el 30 % de su huella de carbono a través de proyectos de absorción de CO₂. McDonald’s, por su parte, ha introducido maíz modificado Enogen en la alimentación del ganado, mejorando la digestión y disminuyendo las emisiones de metano.
Desde el punto de vista del producto, Carlsberg ha lanzado una cerveza sin alcohol cuya distribución se realiza con vehículos eléctricos. Nutreco ha presentado ‘MyEggPrint’, una herramienta digital que permite a los productores de huevos calcular y reducir su impacto climático, mientras que Regenagri impulsa el «carbon insetting» como forma de monetizar las prácticas agrícolas regenerativas dentro de las propias cadenas de suministro.
Las inversiones han sido clave en esta evolución. BENEO ha inaugurado una planta de procesamiento de legumbres con criterios de bajo impacto ambiental, mientras que Alpro ha apostado por avena cultivada localmente en el Reino Unido para sus bebidas vegetales, reduciendo así la huella de transporte. En el ámbito del envase, Verallia ha instalado paneles solares en su fábrica de Montblanc (Tarragona) para avanzar hacia una producción libre de combustibles fósiles.
La financiación a startups también ha impulsado nuevas soluciones climáticas. Agteria Biotech ha recaudado 6 millones de euros para reducir las emisiones de metano en ganadería, y Atomo ha recibido 7,8 millones de dólares para desarrollar un café alternativo sin granos, con menor huella ambiental.
En el plano regulador, España ha puesto en marcha un registro oficial de huella de carbono para empresas, en línea con las exigencias europeas de transparencia y rendición de cuentas climática. No obstante, el debate en torno al “greenwashing” persiste, tras un informe que revela que el 60 % de los productos con claims sostenibles no justifican adecuadamente su impacto ambiental. Este contexto refuerza la necesidad de sistemas de verificación y comunicación ambiental más robustos.
Vertical e Indoor Farming: entre la innovación y el ajuste del modelo
El primer cuatrimestre de 2025 ha sido especialmente revelador para el sector de la agricultura vertical, que se encuentra en una etapa de redefinición. Si bien continúan las inversiones en automatización, genética vegetal y nuevas plataformas tecnológicas, también se han registrado señales de corrección estructural.
De hecho, la divergencia entre la promesa tecnológica del modelo y sus retos económicos ha quedado patente con la bancarrota de Plenty, una de las empresas más financiadas del sector, y la entrada en administración de Jones Food Company. Esta noticia refuerza el debate sobre la viabilidad financiera a largo plazo de estas infraestructuras intensivas en capital y energía, obligando a priorizar estrategias de optimización, diversificación y segmentación del producto.
Frente a esta situación, otras compañías apuestan por reforzar sus capacidades. 80 Acres Farms ha captado 115 millones de dólares para avanzar en investigación genética adaptada a sistemas verticales, mientras que Oishii ha adquirido la tecnología y el equipo de Tortuga AgTech con el objetivo de mejorar la automatización de sus cultivos. Farmitank y Beyond Seeds han presentado nuevas soluciones comerciales basadas en sistemas modulares y aeropónicos, y Avisomo ha recibido apoyo financiero para expandir su tecnología en colaboración con Coop.
Algunas firmas buscan rentabilidad centrando sus cultivos en productos premium o especializados. Vanilla Vida ha conseguido una cosecha de vainilla en interiores a gran escala, y Agrikubic está desarrollando modelos de cultivo vertical en contenedores para lechuga y otras hortalizas desde Almería. También se experimenta con nuevas aplicaciones como el lúpulo para cerveza, con el objetivo de ampliar los usos posibles de esta tecnología.
Aunque el camino hacia la rentabilidad sigue siendo incierto, la agricultura vertical mantiene su potencial como solución tecnológica en contextos urbanos o climáticamente adversos. El foco actual se desplaza hacia modelos más eficientes, diversificados y capaces de generar valor en nichos estratégicos.
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